Cómo se puede escuchar música en tres dimensiones?
La música se puede visualizar. Tal vez esta afirmación te resulte algo extraña, pero tiene mucho más sentido del que parece.
Las ondas sonoras ocupan un espacio que, aunque no lo veamos, podemos sentirlo y experimentarlo más allá de lo que nos permiten nuestros nervios acústicos.
Las melodías pueden llegar a envolverte y convertirse en una experiencia totalmente inmersiva mucho más allá del estéreo e incluso de los sistemas de sonido multicanal 5.1, habituales de cualquier home cinema que se precie.
Y es que con la tecnología adecuada ya se pueden crear escenas sonoras en las que decidir en qué punto del espacio colocamos cada instrumento, cada voz o cada sonido.
"Sonido que te envuelve"
Adán Garriga lleva más de una década investigándolo.
Su historia de amor con la música se profundizó cuando estudió piano y le ha acompañado toda la vida, en paralelo con su otra gran pasión: la ciencia.
Con un doctorado en física teórica a sus espaldas, Garriga es el director de Tecnologías Audiovisuales de Eurecat, el mayor centro tecnológico de Cataluña (España), donde trabaja desarrollando los avances tecnológicos que están revolucionando el mundo musical.
Una de las innovaciones más importantes de los últimos años que estudia desde su laboratorio es lo que se conoce como "audio 3D".
"Es sonido que te envuelve y te viene de cualquier dirección. Permite al productor mover el sonido por el espacio", le cuenta el científico a BBC Mundo en conversación telefónica.
Junto a su equipo -de cuatro personas en 2007 y que ahora ha duplicado su tamaño- Garriga está elaborando apuestas creativas con las que espera liderar la nueva era sonora de la música inmersiva.
Todo comenzó cuando fundó su startup Imm Sound -que más adelante compró la multinacional estadounidense Dolby- y a través de la cual patentó por primera vez una tecnología de sonido 3D.
El sistema envía un sonido diferente a cada uno de nuestros oídos para que nuestro cerebro lo perciba como algo envolvente.
Y para muchos, esa capacidad puede considerarse, prácticamente, una "droga digital".