Cómo hacer un huerto en casa: paso a paso y súper fácil
A veces pensamos que iniciar una huerta hogareña es complicado o costoso. Pero no: te contamos cómo resolverlo en un rato.
Se acabaron los tiempos en los que la palabra huerta se asociaba exclusivamente a campo o jardín. La movida saludable no para de expandirse y cada vez más gente se suma a la tendencia de sembrar sus propios vegetales en macetas y jardines verticales, en la cocina o en balcones.
En realidad, cualquier cosa puede convertirse en un huerto, siempre que haya sol.
Todo es cuestión de disposición y de tener en cuenta algunos puntos básicos pasos para que el proyecto se haga realidad.
1. Busca los rayos del sol
Para empezar, no te preguntes dónde se verán mejor las plantas, sino donde tendrán más posibilidades de crecer.
De hecho, ve y párate en el lugar exacto (donde quieres poner tu huerto). Mira el cielo ¿ves el Sol?".
Para que crezcan la mayoría de los vegetales, lo ideal es tener unas buenas seis horas de luz solar.
Aunque Hartsell señala que si el lugar disponible recibe menos de seis horas al día todavía puedes intentarlo, pero teniendo en cuenta que tomates, berenjenas, pimentones y otros vegetales que requieran de mucha luz solar para producir frutos podrían no funcionar.
Y ojo: si la zona tiene mucho sol, tampoco es bueno, pues corres el riesgo de que se quemen las hojas de algunas plantas.
2. Macetas con huecos y altura
Una vez que ya has elegido el lugar "perfecto" busca los recipientes en los que vas a plantar.
Evita los potes sin agujeros; tus plantas necesitan que corra el agua.
También necesitan una buena profundidad para que las raíces puedan crecer.
Recuerda "Una planta es como un iceberg: tiene una parte que vemos y otra que no".
Mannise señala que la maceta debe ser adecuada para el tipo de planta, pues no todas tienen la misma raíz ni crecen de la misma forma.
Con recipientes entre 7 y 15 centímetros de profundidad se puede plantar casi todo, debido a que "las raíces no necesitan mucho espacio si tienen suficiente agua, aire y nutrientes".
3. Piensa en la tierra
Aquí es donde hablamos de los nutrientes.
Así que elegir la tierra no debe ser algo que se tome a la ligera.
O como lo pone Hartsell: "No asumas que con tirar unas semillas de calabaza sin pensar en la tierra vas a tener una excelente cosecha para el otoño".
Las plantas necesitan de una cama rica en nutrientes.
Acosejamos combinar varios tipos de abonos o sustratos, debido a que cada uno tiene características particulares con aplicaciones específicas.
"Elegir mal el sustrato es una de las principales causas por las que pueden aparecer todo tipo de problemas a la hora de empezar a cultivar nuestro propio huerto urbano".
De acuerdo con este sitio, la tierra debe recrear las condiciones del ecosistema original de la planta.
También debe ser esponjosa para que permita la entrada de oxígeno y capaz de mantener una buena humedad.
4. ¿Semillas o brotes?
Si no eres un experto de la jardinería (y quieres ver resultados más rápido) quizás lo mejor sería sembrar los brotes directamente.
Esto no se puede hacer con algunas hortalizas como la zanahoria o el nabo, pero las lechugas, tomates o cebollas, puedes adquirirlas en brotes.
A la hora de sembrar estos brotes, en Facilísimo.com advierten de no estropear las raíces, por lo que aconseja hacer un agujero lo suficientemente grande.
"Después presiona ligeramente el sustrato de alrededor de la planta y riega con una regadera"..
5. Agua...
Este es un tema que quizás no se le da la importancia que merece.
No todas las plantas requieren de la misma cantidad de agua ni se les puede regar de la misma forma.
Unas precisan que se les rocíe las hojas y otras que solo se rieguen las raíces.
"Por ejemplo, los tomates necesitan mucha agua, pero les gusta estar un poco secos entre riego y riego".
Recomendamos instalar un sistema de riego por goteo, "así sabrás cuándo empieza y termina la irrigación".
Otro punto que hay que tener en cuenta es la época del año, pues dependiendo de los niveles de humedad y la temperatura en el ambiente las plantas necesitan de más o menos agua.
6. ...y comida
No solo del agua viven las plantas. Necesitan fertilizantes.
Los más recomendados son los fertilizantes balanceados, pues son buenos tanto para las flores como para los vegetales.
Estos fertilizantes se les conocen como abonos NPK y tienen nitrógeno, fósforo y potasio.
Estos son los tres compuestos que deben estar presentes en la tierra para que las plantas se alimenten y construyan sus tejidos.
Otro compuesto indispensable es el carbono, y hoy en día lo tenemos de sobra en el aire de las ciudades.
7. Conoce a tus amigos y enemigos
Las plantas tendrán visitantes; todo es cuestión de saber detectar a tiempo si se trata de amigos o enemigos.
Los pulgones, insectos de la familia de los hemípteros, son una mala señal.
Estos animalitos son unos parásitos que pueden acabar con tu proyecto verde.
Mientras que las mariquitas o las abejas son tus mejores aliados.
Uno de los platos favoritos de las mariquitas son estos pulgones, así que son excelentes insecticidas naturales.
Por último, piensa en lo que quieres sembrar, empieza con lo que más te interese o guste, porque así aumentas las probabilidades de perseverar en el cultivo casero.
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