En enero de 2009 se aprobó la especificación SDXC que permitía que las tarjetas MicroSD alcanzaran los 2 TB de almacenamiento, un máximo hipotético por aquel entonces.
Ahora, 12 años después, seguimos sin verlas.
Algunos creen que las tarjetas microSD tienen los días contados en el mundo de los teléfonos móviles, si es que no han muerto ya. Y esto es una mala noticia para dicho mercado ya que, históricamente, los smartphones han sido sus mejores clientes.
Por ejemplo, cuando Samsung presentó la serie Galaxy S21 a principios de este año sin soporte para tarjetas MicroSD muchos certificaron el fin de dichas tarjetas, ya que si uno de los mayores fabricantes de tarjetas SD no las admite en sus teléfonos, por suerte para ellas, no sólo viven de los smartphones. Como recuerda la SD Association, las MicroSD tienen un futuro brillante en todos estos mercados: cámaras de acción, drones, sistemas multimedia para automóviles, consolas portátiles, sistemas de cámaras de vigilancia, auriculares de realidad virtual, etc.
Pese a este futuro brillante que auguran los responsables de la tecnología de almacenamiento en tarjetas, la realidad es que las MicroSD de gran capacidad apenas tienen salida. Por ejemplo, las tarjetas de 1TB representan sólo el 0,3% de la demanda mundial de tarjetas de memoria. Lo que significa que si las tarjetas de 1TB representan sólo el 0,3% de la demanda el 99,7% restante del mercado se satisface con tarjetas de 512 GB o menos.
Con este panorama, es normal que los fabricantes se centren tan sólo en las capacidades que sí tienen salida. Si el terabyte tan sólo acapara el 0,3% de las ventas, ¿qué porcentaje tendrían las tarjetas de 2 TB? Prácticamente cero.
